Últimamente se escucha mucho en las noticias eso de que «la inflación se está estabilizando». Pero, ¿qué quiere decir exactamente eso? Bueno, básicamente, que los precios ya no están subiendo tan rápido como antes, aunque siguen siendo más altos que hace unos años. Es como si la subida se estuviera frenando un poco, pero no ha parado del todo.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) dijo hace poco que la inflación en España está ahora en el 3,4%, lo cual es una mejora si la comparamos con el 10% que tuvimos en 2022. Aun así, no todo el mundo lo nota en su día a día, porque muchas cosas siguen estando bastante caras.
¿Qué es la inflación y por qué importa tanto?
La inflación pasa cuando los precios de los productos y servicios suben poco a poco, pero de forma constante. No se trata solo de que un producto suba un día, sino que todo en general va costando más, desde el pan hasta la gasolina.
Y eso es un problema, porque si los sueldos no suben igual de rápido, entonces el dinero alcanza para menos cosas. Por ejemplo, si tu madre ganaba 1.000 euros hace dos años y todo ha subido un 10%, ahora con esos mismos 1.000 euros puede comprar menos. Eso es lo que duele.
Además, la inflación afecta no solo a las familias, sino también a los negocios, que tienen que pagar más por las materias primas y servicios, y eso también hace que suban los precios para el consumidor. Es como un ciclo que se retroalimenta.
¿Por qué está bajando ahora?
No es que los precios estén bajando, sino que la velocidad con la que suben es más lenta. Esto se debe a varias cosas:
- Los precios de la energía han bajado un poco. La luz y la gasolina no están tan caras como hace uno o dos años.
- Los alimentos frescos han bajado un poco también, gracias a que ha habido mejor clima y más producción agrícola.
- Las empresas ya no tienen tantos problemas con el transporte y la distribución, como pasaba durante la pandemia y justo después, cuando muchas cosas venían con retraso o escaseaban.
- El Banco Central Europeo ha subido los tipos de interés, lo que hace que pedir dinero prestado sea más caro y por eso la gente gasta menos, lo que frena un poco la inflación.
O sea, la gente está gastando menos, y eso hace que los precios dejen de subir tan fuerte como antes. No es que todo esté barato ahora, pero al menos ya no se dispara como hace un tiempo.
¿Cómo lo nota la gente?
Para las familias, que la inflación baje es una pequeña buena noticia, porque pueden organizarse un poco mejor con el dinero. Si antes no sabías cuánto ibas a gastar cada vez que ibas al supermercado, ahora por lo menos ya no cambia tanto de semana a semana.
También hay una cosa que se llama shrinkflation, que es cuando las marcas te venden menos cantidad por el mismo precio. Por ejemplo, antes una bolsa de patatas tenía 200 gramos y ahora tiene 170, pero cuesta lo mismo. No es que suba el precio, pero te dan menos. Y eso también es una forma de inflación escondida.
Por otro lado, los que tienen hipotecas variables lo han pasado mal, porque con los tipos de interés tan altos, sus cuotas han subido un montón. Ahora que la inflación se está calmando, es posible que el Banco Central Europeo no suba más esos tipos, y puede que hasta los baje en el futuro, lo cual sería un alivio para muchas familias.
¿Qué hace el Gobierno?
El Gobierno no se ha quedado quieto. Ha tomado algunas decisiones para ayudar a que la inflación no se dispare tanto, como por ejemplo:
- Bajar el IVA de productos básicos como el pan, la leche o los huevos.
- Mantener ayudas para pagar la luz y el gas a las familias que más lo necesitan.
- Hacer acuerdos con supermercados para que no suban tanto los precios de la «cesta básica», que son los productos más comprados por las familias.
- Subvencionar el transporte público, para que mucha gente pueda moverse sin gastar tanto.
Estas medidas han ayudado, pero tampoco han hecho magia. Todavía hay muchas cosas caras, y mucha gente sigue notando que su sueldo no da para lo mismo que antes.
También se habla de controlar mejor a las empresas, porque algunas aprovechan la situación para subir precios incluso cuando no tienen una razón clara. Es como si se subieran al carro de la inflación sin que haga falta, solo para ganar más.
¿Qué puede pasar ahora?
Aunque el 3,4% sigue siendo algo alto, ya es mejor que el 10%. Lo ideal sería que la inflación esté cerca del 2%, que es lo que quiere el Banco Central Europeo. Si eso pasa, la economía sería más estable, y tanto las familias como las empresas podrían planificar mejor.
Para que eso ocurra, todavía hay cosas que pueden influir mucho:
- Si el precio del petróleo o del gas sube de nuevo, puede que los precios vuelvan a subir en general.
- Si hay malas cosechas por culpa del clima, los alimentos pueden volver a encarecerse.
- Si hay conflictos políticos o guerras, como la de Ucrania, también afecta a los precios de muchos productos.
Así que aunque ahora la situación está un poco más tranquila, todo puede cambiar muy rápido.