El Ministerio de Educación ha anunciado esta semana una nueva normativa que transformará por completo la dinámica de los centros educativos en España: a partir del curso escolar 2025-2026, estará prohibido el uso de teléfonos móviles en horario lectivo en todos los colegios e institutos del país. La medida se aplicará tanto en centros públicos como concertados y privados, y se extenderá a todo el territorio nacional.
Esta decisión responde a una creciente preocupación por el impacto que el uso constante del móvil está teniendo en el rendimiento académico, la salud mental y las relaciones interpersonales de los jóvenes. El Gobierno ha manifestado su compromiso por recuperar entornos escolares libres de distracciones, donde los estudiantes puedan concentrarse mejor y establecer vínculos sociales más fuertes sin la constante interferencia de las pantallas.
Detalles de la nueva normativa
La normativa que entrará en vigor en septiembre de 2025 prohíbe el uso de dispositivos móviles durante toda la jornada escolar, incluyendo clases, recreos, pasillos, baños y comedores. La única excepción será su utilización para fines pedagógicos, siempre bajo autorización expresa del profesorado.
Cada centro educativo tendrá cierta autonomía para decidir cómo aplicar la norma en la práctica, lo que podría incluir la recogida de dispositivos a primera hora del día, el uso de taquillas cerradas o simplemente la indicación de no llevarlos al centro. El Ministerio ha confirmado que no se contempla la implementación de sanciones severas, sino que se buscará una estrategia educativa y preventiva.
El plan no se queda únicamente en la restricción. Según fuentes oficiales, el Gobierno también pondrá en marcha un programa de formación en competencias digitales que se dirigirá tanto a estudiantes como a docentes. La intención es formar a los jóvenes en un uso más crítico, responsable y consciente de la tecnología, y dotar al profesorado de herramientas para incorporar las TIC de forma segura y eficaz en el aula.
Fundamentos pedagógicos y sanitarios
La iniciativa se basa en una amplia serie de estudios que apuntan a los efectos negativos del uso intensivo de móviles entre los menores. Informes del Consejo Escolar del Estado y de asociaciones de pediatras alertan de que el uso descontrolado de dispositivos móviles contribuye a la dispersión mental, la pérdida de memoria a corto plazo, el aumento de la ansiedad, los trastornos del sueño y la disminución del rendimiento académico.
Además, existe preocupación por el papel del teléfono móvil como canal de acoso escolar digital (ciberbullying), así como por la exposición temprana a contenidos violentos o inapropiados. Estas problemáticas han sido especialmente visibles tras la pandemia, cuando el uso de pantallas se incrementó notablemente.
También se ha evidenciado que el uso constante del móvil interfiere en el desarrollo de habilidades sociales, ya que limita la interacción cara a cara entre estudiantes, especialmente en momentos clave como los recreos o las actividades grupales.
Reacciones del profesorado
Entre los docentes, la medida ha sido, en general, bien recibida. Según encuestas realizadas por sindicatos y asociaciones educativas, una amplia mayoría de profesores considera que el uso de móviles en clase representa un obstáculo constante para la enseñanza. Muchos afirman que la necesidad de estar vigilando si los alumnos miran el teléfono, juegan o se distraen con redes sociales supone una pérdida significativa de tiempo y energía.
Para el profesorado, uno de los principales beneficios será poder recuperar la atención plena del alumnado y fomentar entornos más dinámicos y participativos. También destacan que, al igual que se limitan otros elementos en las aulas, como la comida o los juguetes, el móvil debería estar regulado como una herramienta que no siempre es compatible con la actividad escolar.
Opiniones entre padres y alumno
En el ámbito familiar, las reacciones han sido diversas. Mientras que muchas familias apoyan la medida por considerar que ayudará a mejorar el rendimiento escolar y el bienestar emocional de sus hijos, otros padres se han mostrado preocupados por no poder contactar directamente con ellos durante la jornada.
Ante esto, el Ministerio ha subrayado que los centros seguirán manteniendo canales de comunicación directa con las familias a través de líneas telefónicas fijas, correo electrónico y aplicaciones escolares. También han recordado que, en caso de emergencia, el protocolo actual seguirá siendo válido, y que los estudiantes no quedarán incomunicados en ningún momento.
Entre los propios estudiantes, las opiniones están divididas. Algunos reconocen que el móvil les supone una distracción constante, mientras que otros expresan preocupación por sentirse desconectados o por perder el acceso a materiales digitales útiles. Algunos adolescentes consultados en medios y redes sociales han dicho que el móvil es su herramienta de consulta principal y que les ayuda a organizarse, especialmente fuera del aula.
Modelos similares en otros países
España no es pionera en este tipo de políticas. En Francia, el uso de móviles en los centros escolares está prohibido desde 2018, y la medida ha sido generalmente bien valorada por la comunidad educativa. En Italia, el Ministerio de Educación emitió recientemente una circular que recomienda limitar severamente el uso de móviles en el aula. Otros países, como Suecia y Alemania, están en proceso de aplicar normativas similares o ya han comenzado a restringir parcialmente su uso.
Estas políticas forman parte de una tendencia educativa que busca recuperar espacios de aprendizaje tradicionales, promover el contacto humano y frenar la dependencia de la tecnología entre los más jóvenes. Aunque existe debate sobre la eficacia de las prohibiciones, los primeros datos muestran mejoras en la convivencia, el clima escolar y el rendimiento.